Respiración Consciente

Respiración consciente: cuando el aire también cuida de ti

Hay momentos en los que parece que “no nos llega el aire”. No siempre es un problema de pulmones: muchas veces es el ritmo de vida, el estrés, la tensión acumulada. La respiración se vuelve alta, rápida, incompleta… y el cuerpo entra en un modo de alerta que nunca termina de apagarse.

En MioReset®, la respiración no es un adorno ni un simple “respira hondo”: es uno de los motores principales para cuidar el estrés y la tensión desde dentro.

Qué le pasa a nuestra respiración con el estrés

Con la vida diaria, sin darnos cuenta, vamos cambiando nuestra forma de respirar:

  • inspiraciones más cortas y altas (pecho, cuello, hombros),
  • espiraciones apresuradas, poco profundas,
  • diafragma rígido y poco móvil,
  • abdomen en permanente “defensa”.

Este patrón menos funcional tiene varios efectos:

  • el cuerpo se mantiene más tiempo en modo alerta,
  • se incrementa el tono muscular de base,
  • la sensación interna es de falta de espacio y de “ahogo” aunque clínicamente todo esté bien.

La respiración, además de llevar oxígeno y sacar CO₂, actúa como un motor mecánico que mueve los fluidos del cuerpo: sangre, linfa, líquido intersticial, líquido cefalorraquídeo. Cada vez que el diafragma baja e inspira, y sube al espirar, genera cambios de presión que ayudan a:

  • favorecer el retorno venoso hacia el corazón,
  • impulsar el drenaje linfático,
  • movilizar líquidos en los tejidos,
  • acompañar el movimiento del líquido cefalorraquídeo.

Cuando este “bombeo interno” pierde profundidad y ritmo, no solo respiramos peor: todo el sistema de fluidos se vuelve más ineficiente, y eso también se traduce en cansancio, pesadez, dolor y sensación de congestión.

Qué busca MioReset® cuando “resetea” la respiración

En MioReset® hablamos de “resetear” la fisiología natural de la respiración. No se trata de forzar una técnica perfecta, sino de recuperar algo que el cuerpo ya sabía hacer:

  • una respiración más diafragmática (que incluya abdomen, flancos, zona lumbar),
  • un ritmo donde la espiración tenga espacio y no sea una salida apresurada,
  • un movimiento respiratorio que recorra el cuerpo y se coordine con la postura.

En la práctica, trabajamos con:

  • propuestas suaves para liberar el diafragma y el entorno costal,
  • posiciones que facilitan que el aire “llegue” a zonas olvidadas,
  • movimientos globales sincronizados con la respiración,
  • ejercicios sencillos para alargar la espiración sin generar lucha.

Cuando la respiración se hace más amplia y funcional:

  • el sistema nervioso recibe una señal clara de que puede bajar una marcha,
  • el tono muscular de fondo se suaviza,
  • el cuerpo se siente un poco más espacioso por dentro,
  • y la cabeza tiene algo menos de ruido.

Pequeña práctica MioReset® de respiración consciente

Te propongo una práctica sencilla, de 5 minutos, que puedes hacer tumbado/a o sentado/a.

1-Elegir postura de apoyo

  • Tumbado boca arriba con las rodillas flexionadas y los pies apoyados, o
  • Sentado con la espalda apoyada y los pies bien en el suelo.
    Deja que el cuerpo sienta el apoyo. No hace falta estar “perfecto”, solo cómodo.

2-Colocar las manos

  • Una mano en el pecho, otra mano en el abdomen.
  • Observa durante 3 respiraciones qué mano se mueve más sin cambiar nada todavía.

3-Invitar al aire al abdomen

  • Lleva la atención a la mano del abdomen.
  • Al inspirar, invita a que el aire llegue un poco más abajo, como si el vientre se suavizara y se dejara ocupar.
  • Al espirar, deja que el aire salga sin empujar, como si el cuerpo soltara un poco de carga hacia el apoyo.
  • Repite 8–10 respiraciones, sin forzar. Si notas tensión en cuello o hombros, baja un poco el esfuerzo.

4-Alargar la espiración

  • Mantén la misma respiración, pero deja que la salida del aire dure 1–2 segundos más que la entrada.
  • Puedes contar mentalmente: inspiro en 3, espiro en 4–5.
  • Haz 10 ciclos así, atento/a a si el cuerpo va bajando un punto de revoluciones.

5-Dejar que el cuerpo responda

  • Suelta el conteo y respira a tu manera.
  • Observa: ¿nota tu cuerpo algo diferente? ¿Más peso en el apoyo, más calor, menos presión interna, más espacio?
  • Quédate 3 respiraciones solo registrando, sin evaluar si “ha sido suficiente”.

Esta práctica no pretende “curar” nada en 5 minutos, sino recordarle al sistema que tiene otra manera de respirar cuando todo va demasiado rápido.

Lo que dice la ciencia

  • La respiración diafragmática se ha relacionado con la activación del sistema parasimpático (la rama de “reposo y digestión”), y se ha observado que respiraciones más lentas y con espiración prolongada pueden reducir parámetros asociados al estrés, como la frecuencia cardíaca y la sensación subjetiva de ansiedad.
  • El movimiento del diafragma tiene un papel clave en el retorno venoso y linfático: los cambios de presión intraabdominal e intratorácica que genera su contracción–relajación ayudan a “bombear” sangre y linfa, favoreciendo la circulación de fluidos y el drenaje de tejidos.
  • Diferentes estudios sobre respiración consciente y técnicas de “breathwork” muestran mejoras en dolor, calidad de sueño y regulación emocional en personas con estrés crónico, dolor musculoesquelético y otros cuadros de sobrecarga, especialmente cuando la práctica es regular y se integra en la rutina diaria.

Frase integradora

Cuando la respiración deja de ser una lucha y vuelve a ser un ritmo, el cuerpo encuentra de nuevo un lugar donde apoyarse desde dentro.

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